Lo cierto es que los empresarios de la industria sin chimeneas han estado buscando deshacerse de ese fantasmal etiquetado que les ahuyenta la clientela. Han sido año de progresiva mercadotecnia turística para atraer y retener al mismo huésped dentro de las propias instalaciones, propiciando así el consumo en las mismas.
Herramientas tales como el cupón de cortesía para el restaurante o el bar, que el desayuno incluido, que el “bed and dinner”, que el “show” de entretenimiento, o que el “practiquísimo” “all inclusive”.
Pero el ritmo de vida se ha vuelto más exigente y estas herramientas ya no son suficientes para ser reconocidos; de tal manera que la populación de cocinas de especialidad dentro de los hoteles es una realidad mucho mas agresiva, la contratación de chef especializados es mayormente marcada; no se quiere decir que esta practica no sea de antaño, sino que la carrera de cocina de primer línea es más popular; cuando a un buen chef le tomaba años de experiencia y madurez manejar los secretos de la cocina, hoy en día generaciones de jóvenes salen con los conocimientos compactados en paquetes de 4 años de estudio.
Restaurante Mezzosole en el Hotel Lucerna, Mexicali, lugar

Las viandas: la ensalada Caesar’s en su receta original, elaborada entre otros ingredientes con yema, limón, y anchoa, un sabor de riquísima peculiaridad; el Penne Moschiabato, crema de piñón y champignon de satisfacción regular, el Fetuccini de espinacas con agradable sabor a verde; el Corte de Carne al estilo de la casa de una consistencia suave y jugosa; y el Risotto que se perdió en presencia, por otra de esas maneras tan informal de degustar; el ambiente, el área tan reservada para nuestra mesa, y la libertad de disfrutar tan a manera propia, es solo De lo Bueno un poco...